Fue una experiencia muy interesante ver EVITA por tercera (y cuarta, y quinta…) vez después de varios meses, mucho más intensa de lo que esperaba y con un par de sorpresas. No importaron los -11°C de NYC ni las horas de espera ni el quedar en bancarrota, valió absolutamente la pena haber estado ahí.
Primero que todo, debo mencionar que mis favoritos confirmaron la excelente impresión que había tenido en abril y fue un placer verlos actuar nuevamente. Ricky Martin, por supuesto, brilló tanto o más que la primera vez. Su voz sonó excelente, su actuación fue impecable, bailó con la energía y la sensualidad de siempre. Es más, casi colapsé (sentada en 1ra fila) con su movimiento de caderas en el “Vals de Eva y el Ché”. ¡Las entradas para esa obra deberían haber incluido una advertencia de “no apta para personas con problemas cardiacos”!
Pero no sólo Ricky estuvo genial, Max von Essen y Rachel Potter brillaron en cada una de sus presentaciones y de seguro fueron los más beneficiados con el éxito de EVITA. Aunque es evidente que donde mejor se aprovecha su talento es en Broadway, espero poder verlos pronto en cine o TV o triunfando en la música. Sin duda, si durante mi próxima visita están en alguna obra, los voy a ir a ver porque son extremadamente talentosos y muy amables con su público.
La otra Evita
En este viaje tuve la oportunidad de ver a Christina DeCicco (matinée del sábado) en el papel de Eva y a Max von Essen como el Ché (lunes en la noche) con resultados muy disimiles. A la primera que vi fue a Christina. Había escuchado y leído buenos comentarios respecto a su desempaño, especialmente de parte de fans que, como yo, no gustaban del tono de voz de Elena Roger. Sin embargo, debo decir que la odié. Es cierto, su voz es más agradable (más genérica también) y ella es mucho más bonita que la Roger, pero su actuación me pareció tan exagerada que me resultó insoportable. Durante la matinée del sábado 19 me encontré pensando “¡qué alguien traiga a Elena, por favor!”.
En mi post anterior había mencionado lo buena que me había parecido la interpretación de la Roger y creo que poniendo en una balanza voz chillona versus mala actuación, prefiero mil veces una voz chillona, pero creer lo que estoy viendo. Debo señalar que en la matinée del sábado 26 la DeCicco estuvo mejor. Ese día todos estuvieron mejor, tal vez por ser el último día que se presentaba la obra, pero lo cierto es que en ningún momento me hizo llorar ni me conmovió. Sé que mi opinión es minoritaria, pero debía ser sincera.
El Ché enojado
Max von Essen, por otro lado, resultó ser un excelente Ché. Tuvo la inteligencia de interpretar el personaje tan, pero tan distinto a Ricky Martin que no cabían las comparaciones. ¡Era como estar viendo otra obra! El Ché de Max era un Ché enojado (el de Ricky era un Ché cínico) y en ese enfoque estuvo excelente. Como fan de Ricky debo reconocer que siempre lo voy a preferir a él, pero si no hubiera estado en la producción y sólo hubiera visto a von Essen, seguro pensaría que su actuación era insuperable.
Debo reclamar (aunque ya no sirva de nada) porque creo que perjudicaron a Max en su vestuario como Ché. Mientras que Ricky usaba una camiseta blanca que lo hacía resaltar entre todos los bailarines, a él le pusieron una camisa gris que en nada le ayudaba a destacarse. Es cierto que von Essen es más bajo y delgado, pero una camisa blanca hubiera sido preferible. Otro aspecto en que se vio en desventaja fueron las escaleras ubicadas en los costados del escenario. El Ché debe trepar por ellas en varias oportunidades, pero nunca me había dado cuenta que estaba hechas a la medida de las piernas de Ricky Martin ¡hasta que vi al pobre Max dándose impulso para subir y en una ocasión tuvo que quedarse en el primer peldaño!
Good night and thank you
Ver la última función de EVITA fue una oportunidad maravillosa. No sólo por ser un momento tan significativo para el elenco, sino porque sin duda fue la mejor función de las 7 veces que vi la obra. Tal vez quienes la vieron más veces que yo tengan una opinión distinta, pero de mi experiencia esta fue la mejor actuación de parte de todos y la que tuvo más energía. Se podía sentir la emoción en el escenario, tanto que, por ejemplo, Elena Roger cantó “Don’t Cry For Me Argentina” llorando. Yo sentí que esa entrega fue la forma que tuvo el elenco de darle las gracias al público por el apoyo constante que recibieron.
Durante la última función el público aplaudió después de casi todas las canciones, no sólo como forma de demostrar el cariño, sino porque cada una de las interpretaciones fue impresionante. “On This Night of a Thousand Stars”, “Buenos Aires”, “Another Suitcase in Another Hall”, “A New Argentina”, “Don’t Cry For Me Argentina” (que otras veces pasaba sin pena ni gloria), “Santa Evita” y especialmente “And The Money Kept Rolling In” fueron aclamadas por el público. Y cuando el elenco saludó al final, el teatro se vino abajo aplaudiendo (video AQUí).
Para todos quienes disfrutamos EVITA fue muy triste que la obra terminara. Más allá de que Ricky Martin ya no estuviera, nos hubiera gustado que continuara; sin embargo, es evidente que era él quien atraía la mayor parte del público. Cuando apareció en escena para la última función la ovación fue tal que la orquesta tuvo que alargar la introducción hasta que se pudiera empezar a cantar. Las hordas de fans que esperaban afuera de la famosa stage door iban por él también. Yo personalmente conocí gente de Alemania, Japón, Colombia, México, España, Argentina, Brasil, Perú, Puerto Rico, Sudáfrica, Canadá, Chile (por supuesto) y de distintas partes de Estados Unidos que viajaron sólo para verlo a él. Lograr igualar eso era muy difícil.
Finalmente, quiero darle las gracias a tod@s l@s fans que compartieron sus fotos y videos de estos meses. En especial, muchas gracias a quienes nos acogieron cuando llegamos a NYC y nos hicieron sentir bienvenid@s.
Y, aunque no me lean, muchas gracias a Ricky Martin y elenco de EVITA por un año maravilloso.
Hasta siempre.